Son las 8:00 de la mañana, un grupo de amig@s locos del baloncesto nos reunimos en torno a un coche en la plaza cervantes, pero no somos un grupo de amig@s normales, somos de es@s que, aun hoy, somos capaces de hacer algo de manera voluntaria, de poner dinero de nuestro bolsillo para que unos chavales disfruten jugando al baloncesto, de dejar apartados los exámenes de septiembre para organizar algo, para crear movimiento, para, en definitiva, quitarle las tela de araña al baloncesto alcalaíno.Poco a poco y casi sin darnos cuenta, son las 10 de la mañana, l@s chaval@s están tan impacientes que te llegan a poner a ti nervioso, esas dudas, esa fogosidad, tod@s luciendo las camisetas de los Sergio Rodriguez, Gasol, Pierce, Pippen y, como no, el maestro Jordan. Pero el nerviosismo se torna confianza y satisfacción cuando ves que todo está preparado: campos marcados, megafonía a punto, canastas en su sitio y listas para ser encestadas…
La cosa marcha bien, e, incluso, ¡en hora! Comienzan los partidos, todo sobre ruedas, las fuerzas están al máximo y los bostezos dan paso a los saltos, rectificados y tiros en suspensión. Nosotr@s, de un lado, silbato y crono en mano, padres, madres y demás curios@s complutenses que se topan con la «enfermedad» baloncestística de la cual ya estamos inmunizados, del otro. Esa «enfermedad» que es muy dificil de explicar y, sobre todo, de entender si nunca la has vivido, la sensación de sentirte distinto por utilizar las manos para encestar y no las piernas para golear (que nadie se me enfade)…
Miro el reloj y ya son las 12, estamos inmers@s en los cuadros eliminatorios, l@s mejores se la están jugando y la cosa se pone seria. El divertimento se transforma en competitividad y cada vez cuesta más pitar las faltas, el trofeo de ferias está en juego…¡de nuevo! ¡Qué recuerdos! Yo que lo gané hace ni recuerdo cuanto tiempo…
Pero la competición es sana, el baloncesto siempre fue un deporte noble y nuestr@s chic@s no desmerecen tal condición. Faltas y fueras son pitadas con estricta sinceridad y, si algun@ se pasa de pícar@, el diálogo entra en acción y, hablando, las cosas se solucionan en menos de 10 segundos (¡¡hay que jugar que esto es a reloj corrido!!).
A las 13.45 todo es cansancio y satisfacción. Son muchas horas jugando y el sol luce como es debido en Agosto. Recibas el trofeo o no, te lo has pasado bien, has competido en un entorno único, nuestra querida Plaza Cervantes, lugar de encuentro y reunión durante todo el año (o quien no ha oido hablar alguna vez del tal «monigote»), y, sin quererlo, ya estás pensando en volver el año que viene…mejor preparad@, más entrenad@, con mejor equipo….
Esto es el baloncesto, esta es nuestra alternativa. Baloncesto alegre, divertido, formador y ejemplarizante; de ese del que aprendes más que a botar y meterla por un aro metálico; del que, pasados 5, 10 o 15 años sigues recordando con tus amig@s entre refrescos (o ya, más bien, cervezas); aquel entrenador excéntrico del equipo rival, aquel partido que nos robaron en el último segundo, aquel torneo en la Plaza que ganamos, mi primer ligue….
Esto es el 3×3 de la plaza en ferias, esto es el baloncesto, esto somos nosotros!
Reportaje: Eduardo Vega
Fotografía: Dani Sarto